lunes, 7 de noviembre de 2011

Entrega de resumen de lecturas 1 y 2 (7 de noviembre de 2011)

7 de noviembre de 2011 - RESUMEN DE LECTURAS 1 Y 2

El texto de Gino Longo reflexiona sobre la actividad científica partiendo del cuestionamiento de la definición de ciencia proporcionada por J. Schumpeter como conocimiento que ha sido objetivo de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Achacando a esta concepción un excesivo carácter empírico, Longo adopta una postura materialista desde la cual disecciona el concepto de conocimiento.

De acuerdo con la argumentación de Longo, el objetivo de éste sería descubrir las leyes del universo empírico en el que el hombre vive, es decir, la realidad. Así, el conocimiento constaría de tres características: debe proporcionar una descripción y explicación de la realidad. Además, en segundo lugar, el conocimiento debe explicar la realidad desde ella misma, sin elementos ajenos. Por último, el conocimiento representa uno de los aspectos de la actividad humana, no el único, y está basado en el elemento esencial del pensamiento humano, que es la transformación del medio por parte del hombre. 

De las ideas arriba expuestas, se deduce que pensamiento y acción vendrían vinculadas por la cognición, sin la cual la acción no podría ser correcta. Se presentan además, las metas de una y otra actividad, la meta de la ciencia sería conocer la verdad (que nuestras concepciones se correspondan con la realidad) y la de la acción sería la utilidad. De acuerdo con Longo, aunque vinculadas, ambas actividades estarían claramente distinguidas, siendo sus modalidades de desarrollo, además, diferentes. Por esta razón, sostiene, el ser humano no puede dedicarse a ambas al mismo tiempo. Yendo un paso más lejos, Longo argumenta que el hombre no debería intentar hacerlo, ya que corre el riesgo de confundir los fines de una y otra actividad.

La nota crítica a esta lectura pone de relieve que a pesar de la inicial oposición entre la postura de Schumpeter y la de Longo, ambas coinciden en rendir un culto “cuasi-religioso” a lo científico. De este modo, en su argumentación Longo sostiene que la historia del conocimiento científico ha evolucionado hasta “por último conocer las relaciones que se establecen objetivamente entre los fenómenos de la realidad”, como si nuestro actual modo de saber, el propio del capitalismo, fuese la última fase terminal del conocimiento. Ante esta posición cabría una crítica al afán por atribuir a la ciencia un carácter infalible, infinito y absolutamente objetivo.

Retomando el alejamiento entre el científico y la política, uno de los motivos que pueden aducirse para apoyar el distanciamiento entre uno y otro sería la concepción de la ciencia como poder opresor en una sociedad. A menudo se habla de la polarización del conocimiento científico en el llamado “primer mundo”, o en Occidente. Sin embargo, al mismo tiempo, en tanto que elemento posibilitador de la transformación de la realidad,  la ciencia puede presentarse también como un poder liberador o emancipador.

De cualquier modo, al margen de que la ciencia se base en sus propios factores internos, ésta siempre está condicionada por factores externos, como puede ser no sólo el contexto social, sino desde una perspectiva más concreta la financiación económica o los intereses políticos, económicos o de mercado.



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