lunes, 31 de octubre de 2011

Entrega de noticias comentadas/blog (2) - Actualidad socio-económica

Comentario de noticia aparecida en la publicación The Economist, edición de 22-28 octubre de 2011
Título del artículo: Hitting the Kerb (China's economy)
El artículo “Hitting the kerb” supone un análisis de la situación actual de la economía china, subrayando posibles amenazas a su crecimiento. Se parte de los datos oficiales, que apuntan a un crecimiento de la producción de 9.1% en el tercer trimestre en comparación con el mismo período de 2010. Aunque el dato es positivo, el análisis detecta amenazas.

Por un lado, se encuentran los elementos derivados de la oleada de préstamos que salvó a China de la crisis financiera de 2008: la actual inflación, los precios hinchados del mercado inmobiliario y numerosas y crecientes deudas.

Por otro lado, han de añadirse dos dificultades nuevas: menores exportaciones (especialmente a la Unión Europea) y una avalancha de quiebras, principalmente de pequeñas empresas, agudizada por la escasez de crédito.

Estos elementos deben valorarse en su contexto: para acabar con la creciente inflación, las autoridades chinas han endurecido las condiciones de préstamos de los bancos y esto ha hecho que cada vez más gente y empresarios recurran al préstamo informal. La financiación informal en China es tan antigua como las reformas económicas, más o menos treinta años, durante los cuales han ido aumentando los “prestadores”, desde casas de empeño, a individuos adinerados, pasando por los propios grupos industriales, que crean sus brazos financieros. Estas prácticas han permitido que la oleada de préstamos haya durado más de lo que las autoridades habrían deseado.

Junto con las quiebras de pequeñas empresas, se han detectado casos de empresarios huidos ante las reclamaciones de sus acreedores. Según el artículo, esta situación plantearía riesgos, que si bien aún no se han materializado, deberían tenerse en cuenta. Si comenzaran a darse ventas desesperadas, la deseada estabilización de precios en el mercado inmobiliario podría convertirse en un desastre, poniendo en peligro la financiación formal a promotores y otro tipo de empresas y reduciendo las ganancias por las ventas de terreno (fuente de ingresos primordial para ayuntamientos y gobiernos locales). Para las autoridades, el primer enemigo a batir sigue siendo la inflación, así que no suavizarán sus controles macroeconómicos hasta que ésta no se reduzca. De acuerdo con el análisis, es posible que ésta no se reduzca hasta que más pequeños negocios salgan del mercado. Según concluye The Economist, esto no tiene por qué ser necesariamente negativo y aunque el gobierno no diseñara la crisis de crédito para forzar fuera del mercado a las compañías que ofrecen bajos salarios y márgenes escasos, puede éste acabe siendo el resultado, desapareciendo así un conjunto de compañías que dejarían hueco para otro tipo de ellas más florecientes.

Entrega de noticias comentadas/blog (1) - Actualidad socio-económica

Comentario de noticia aparecida en la publicación The Economist, edición de 22-28 octubre de 2011
Título del artículo: Building India Inc.

El artículo Building India Inc se centra en las peculiares características del modelo capitalista indio y cómo, a juicio de los analistas de The Economist, éste puede verse limitado por un Estado que presenta debilidades. De acuerdo con la publicación, India ha puesto en marcha un sistema que combina elementos de capitalismo y democracia, que da como resultado una dinámica que nada tiene que ver con otras conocidas, ni en Occidente ni en China.

Como prueba de la peculiaridad del modelo indio, en primer lugar, se apunta que mientras en las democracias occidentales más de la mitad de los beneficios del mercado de valores son controlados por inversores institucionales, en India éstos sólo obtienen una octava parte de dichos beneficios. En segundo lugar, con el fin de describir las características especiales del modelo indio, el artículo detalla los tipos de empresa que operan en el país (con especial mención al denominado India Inc., el término con el que los medios indios se refieren al sector formal -gobierno y corporaciones- del país).

Por un lado, se encontrarían las empresas que imitan el modelo estadounidense, que si bien existen serían una excepción, en ningún caso la norma. En segundo lugar, se apunta a las empresas apoyadas por el Estado, que representan el 40% de las ganancias bursátiles y dominan el sector energético y financiero.

Como elemento distintivo, el artículo señala cómo las empresas indias se vieron impactadas por la ola liberalizadora de 1991. Como consecuencia de ésta, algunas empresas extranjeras se lanzaron a las industrias de los bienes de consumo, atraídas por una gran fuente de clientes y mano de obra, y registrando enormes ganancias entre 1995 y 2003 especialmente. Por último, se apunta la trayectoria de las denominadas business houses tradicionales (organizaciones que operan en varios y diversos sectores), muchas de las cuales están controladas por grandes familias empresariales que adoptan una estructura hereditaria y que son conocidas popularmente a nivel nacional (es el caso de Aditya Birla, Tata Sons, Reliance Industries). Algunas de éstas murieron con la ola liberalizadora de 1991, mientras que otras se reciclaron e incluso volvieron con fuerza renovada para emprender ahora su lanzamiento a nivel global.

De acuerdo con el análisis de The Economist, el funcionamiento de estas empresas nada tiene que ver con el capitalismo institucional. Las compañías indias no sólo no estarían copiando el modelo estadounidense, sino que muchas de las empresas extranjeras estarían adoptando rasgos de las arriba mencionadas business houses. Desde los 90, la tasa de actividad de dichos negocios familiares se ha mantenido estable y su tendencia a la expansión en diferentes sectores del mercado se ha consolidado apoyada por un Estado débil. Como prueba de esto, se argumenta el caso de las empresas que se expanden al sector de las infraestructuras, ante la ausencia de actividad gubernamental suficiente en este sentido. Otro rasgo característico son los importantes contactos de estas empresas con la esfera política, que actualmente presenta unas tasas de corrupción alarmantes.

The Economist explica que, aunque hasta ahora esta receta ha parecido muy rentable y competitiva (a diferencia de los casos de Corea y Japón), el peligro a medio plazo sería una especie de esclerosis del modelo, que ya estaría dando signos de advertencia: ha habido una ralentización en el número de emprendedores que irrumpen en el “orden establecido” y la corrupción endémica. En este sentido, en los últimos meses se ha detectado una reacción popular contra las prácticas corruptas. Aunque hasta ahora la insatisfacción de la población se ha dirigido al sector político, los vínculos de éste con el empresarial son muy estrechos. Al fin y al cabo, si el modelo económico funciona, como argumenta el artículo, lo mínimo que puede esperar la población es que sus beneficios se dirijan a los más de mil millones de su población y no sólo a los multimillonarios.